Dictadura de Ortega suspende contactos con el Vaticano con el cierre de embajadas
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La medida, que se produjo pocos días después de que el Papa Francisco comparara al gobierno nicaragüense con una dictadura, es «una suspensión» de las relaciones.
Redacción | Primer Informe
El dictador nicaragüense, Daniel Ortega, ordenó el cierre de la embajadas del Vaticano en Managua y de la nicaragüense ante el Vaticano en Roma, según ha informado este domingo una alta fuente vaticana.
Nicaragua señaló que el cierre de las embajadas, que se produjo pocos días después de que el Papa Francisco comparara al gobierno nicaragüense con una dictadura, era «una suspensión» de las relaciones diplomáticas.
La fuente vaticana dijo que si bien los cierres de las embajadas no significan automáticamente una ruptura total de relaciones entre Managua y la Santa Sede, son pasos serios hacia esa posibilidad.
La administración de Ortega ha estado cada vez más aislada internacionalmente desde que comenzó a tomar medidas enérgicas contra la disidencia tras las protestas callejeras que estallaron en 2018. Ortega calificó las protestas como un intento de golpe de Estado contra su gobierno.
El obispo Rolando Álvarez, un crítico vocal de Ortega, fue condenado a más de 26 años de prisión en Nicaragua el mes pasado por cargos que incluían traición, socavar la integridad nacional y difundir noticias falsas.
Álvarez fue condenado tras negarse a abandonar el país junto con 200 presos políticos liberados por el gobierno de Ortega y enviados a Estados Unidos. Álvarez se negó a subir al avión y fue desposeído de su ciudadanía.
En una entrevista publicada la semana pasada con Infobae antes del 10º aniversario de su pontificado, el Papa señaló el encarcelamiento de Álvarez y comparó lo que estaba ocurriendo en Nicaragua con la «dictadura comunista de 1917 o la de [Adolf] Hitler en 1935».
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El personal de ambas embajadas se había reducido a la mínima expresión durante años, con sólo un encargado de negocios para el Vaticano en Managua y casi nadie para Nicaragua en Roma.
La relación entre la Iglesia católica nicaragüense y el Gobierno ha sido muy tensa desde la represión de las protestas antigubernamentales en 2018, cuando la Iglesia actuó como mediadora entre ambas partes.
La iglesia había pedido justicia para más de 360 personas que murieron durante los disturbios.
El obispo nicaragüense Silvio Báez, también crítico con el Gobierno, se exilió en 2019.
Hace un año, el Vaticano protestó ante Nicaragua por la expulsión efectiva de su embajador, diciendo que la acción unilateral era injustificada e incomprensible.
El arzobispo Waldemar Sommertag, que había sido crítico con el alejamiento de Nicaragua de la democracia, tuvo que abandonar el país repentinamente después de que el gobierno retirara su aprobación al enviado.
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