El expediente estadounidense sobre las narco operaciones del hermano de Piedad Córdoba
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Las pruebas contra Álvaro Córdoba Ruiz que esperan en una corte estadounidense, fueron conseguidas por agentes encubiertos, testimonios y seguimientos de la DEA.
Redacción | Primer Informe
La captura en Medellín de Álvaro Córdoba, por miembros del grupo SIU de la DIJIN de Colombia, Interpol y la Policía Nacional, es producto de una investigación que tenía más de un año en desarrollo.
Las agencias antidrogas de Estados Unidos habían enfocado sus esfuerzos en una fuerte organización narcotraficante que terminaba vinculada con las disidencias de las FARC, comandadas por Gentil Duarte, en Colombia.
Fue de bajo perfil y sin levantar sospechas, que las autoridades recopilaron las pruebas con las que armaron el organigrama de esta red. Ahí surgió un personaje que les llamó profundamente la atención. Era Álvaro Córdoba Ruiz, hermano de Piedad Córdoba.
En la captura realizada el pasado miércoles, fue con fines de extradición. Junto a Córdoba, también capturaron a Álvaro Alonso Jaramillo y a Libia Amanda Palacio. A los tres les acusan en EEUU de delitos de tráfico de drogas ilícitas, armas de fuego y concierto para delinquir. La orden está enviada directamente desde una Corte del Distrito Sur de Nueva York.
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Las evidencias
Los agentes descubrieron desde el principio que el cartel no trabajaba solo. Entre sus socios había un grupo de las disidencias de las FARC y varios carteles mexicanos. La investigación logró infiltrar agentes encubiertos que develaron cómo la organización enviaba cocaína desde Colombia, pasando por Centroamérica, hasta llegar a su destino en EEUU.
La cadena de tráfico de drogas fue armándose hasta encontrar quién era el enlace entre los narcotraficantes y las disidencias.
Tras seguimientos en varias ciudades del país, las investigaciones estadounidenses descubrieron que la pieza clave del negocio era Álvaro Córdona. Con un bajo perfil, el hermano de la exsenadora Piedad Córdoba, era el encargado de conseguir los narcóticos con la organización de Gentil Duarte con quien tenía contactos desde hace más de un año. Incluso fue Córdoba quien asistió a reuniones de negocio en Bogotá y Medellín.
La compra era concretada por Córdona y entonces las disidencias se comprometían a llevar la mercancía hasta tres puntos claves del Pacífico: Tumaco (Nariño), Cauca y Buenaventura (Valle). Las investigaciones de los agentes no fueron dáciles pues Córdoba pasaba desapercibido y prefería los lugares discretos para realizar personalmente sus contactos. Evitaba hablar por teléfono de estos temas y sólo concretaba uno que otro encuentro por esa vía.
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Problemas más graves
Según las investigaciones de las agencias norteamericanas, no era simplemente dinero lo que se usaba para las transacciones de narcóticos. Los acuerdos también eran pagados con un suministro de armas y explosivos para las disidencias de Gentil Duarte. Este grupo narcoterrorista se encuentra en una guerra a muerte en Arauca y en el sur del país contra la Segunda Marquetalia de Iván Márquez.
Según dijeron fuentes a la revista SEMANA, negociar con armas puede ser incluso más grave que el tráfico de drogas. La acción podía vincularse con delitos de terrorismo por estar relacionado con una organización armada catalogada así. De hecho EEUU califica como terrorista a las disidencias de las FARC. Sólo por este delito, la pena podría estar entre los 40 y los 60 años de prisión.
Además, hay otros testimonios de personas que colaboraron y entregaron información confidencial llena de detalles sobre los tentáculos de esta organización. Esto hace que las autoridades ya tengan identificados a otros miembros, específicamente a los encargados de recibir los cargamentos de droga desde el Pacífico y transportarlos en lanchas rápidas hacia Centroamérica. Es justo en esta parte del proceso que intervienen los carteles mexicanos que cruzan la frontera con la mercancía y la llevan a Estados Unidos.
Ejecución de la orden de captura
Una vez que el gobierno estadounidense envió la orden de captura con fines de extradición a las autoridades colombianas, éstas precisaron a los objetivos precisamente cuando Córdoba, acompañado por Jaramillo y Palacio, salían de una reunión en un sector exclusivo de Medellín trasladándose en una camioneta de color blanco.
Córdoba al principio se mostró sorprendido y se declaró inocente mostrando su extrañeza ante lo que pasaba. Igualmente se comportaron sus dos compañeros.
Por ahora, Córdoba y sus dos socios seguirán detenidos. Se espera que la Corte Suprema de Justicia de Colombia revise las pruebas que enviará la Corte del Distrito Sur de Nueva York. Esto determinará si serán extraditados.
Con información de SEMANA.
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