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Según los informes, el incidente ocurrió en su automóvil. Otro coche se acercó a Suárez y abrió fuego. Suárez murió a consecuencia de más de 20 impactos de bala.
Redacción | Primer Informe
El fiscal César Suárez fue asesinado el miércoles de la semana pasada, en horas de la noche. Al parecer recibió más de 20 disparos cuando salía de su oficina en Guayaquil, Ecuador.
Suárez estuvo a cargo de la investigación sobre el secuestro de la emisora estatal TC Televisión el 9 de enero. Ese día hombres armados enmascarados irrumpieron en un noticiero en vivo y tomaron como rehenes a los presentadores y a todo el personal dentro del edificio.
El asesinato de Suárez, quien había participado en múltiples investigaciones sobre el crimen organizado en el pasado, parecía ser un intento de disuadir al gobierno de sus operaciones contra las pandillas. Según el periódico ecuatoriano El Universo, Suárez había completado su trabajo y salido de su oficina en Guayaquil, la ciudad más grande de Ecuador, cuando fue abordado por tiradores desconocidos.
Según los informes, el incidente ocurrió en su automóvil. Otro coche se acercó a Suárez y abrió fuego. Suárez murió a consecuencia de más de 20 impactos de bala.
Suárez habría dicho a El Universo el martes que no tenía ninguna protección policial a pesar de su contacto directo con 13 sospechosos que se cree habían participado en la toma de TC Televisión, interrogándolos sobre cómo planearon y ejecutaron el asedio.
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Se cree que los responsables son miembros de los Tiguerones, un sindicato criminal organizado que se cree que está formado por entre 4.000 y 5.000 miembros y mantiene vínculos con los cárteles de la droga mexicanos.
La policía ecuatoriana advirtió que miembros de Tiguerones se han infiltrado en múltiples instituciones estatales, además de representar una amenaza de violencia e inestabilidad para el país con sus principales actividades criminales.
La incautación del estudio de televisión se produjo en el contexto de una guerra de pandillas más amplia contra el gobierno ecuatoriano. Ecuador ha experimentado un aumento dramático de la violencia de las pandillas en los últimos cinco años, particularmente contra políticos y funcionarios gubernamentales. Obtuvo el ignominioso título de país más violento de América Latina en 2023 como resultado del estallido de violencia de pandillas y asesinatos políticos.
