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Cuaderno de Notas | Casto Ocando: Se acaba la vía pacífica

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Cuaderno de Notas | Casto Ocando: Se acaba la vía pacífica

El reciente anuncio desde Venezuela de la re-activación a cargo de los prófugos Iván Márquez y Jesús Santrich de la agrupación guerrillera colombiana FARC, una organización acusada de narco-terrorista por Washington, dio un giro definitivo al modo cómo Estados Unidos y otros países están evaluando y percibiendo el problema de Venezuela.

La abierta sociedad entre los criminales guerrilleros y el régimen dictatorial ya no admite más excusas sobre la necesidad de acabar, por las buenas o por las malas, con el régimen que ahora se ha convertido en el más importante protector de la narcoguerrilla colombiana, yk al misimo tiempo en la mayor amenaza contra la seguridad hemisférica y de Estados Unidos en la región.

“Tenemos que salir de Maduro”, dijo este viernes el ex alcalde de Nueva York, Rudy Guliani que jugó un papel estelar durante los ataques terroristas del 11 de Septiembre de 2001. “Los generales venezolanos están implicados en el tráfico de drogas. Están ocultando terroristas en Venezuela, otra razón por la cual tenemos que salir de Maduro” declaró en una entrevista con Fox.

El venezolano “es un régimen hostil y demente del cual se aprovechan los grupos terroristas”, agregó Guliani, que tiene acceso directo al oído de Donald Trump. El actual asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para América Latina, Mauricio Claver-Carone, lanzó también este viernes dos graves advertencias para los maduristas: La primera: “se está acabando el tiempo para una salida pacífica”.

La segunda: “muchos del círculo de Maduro pueden terminar en una cárcel de Estados Unidos”. Claver-Carone lanzó las advertencias como preámbulo de nuevas y más duras sanciones que aseguró, están por venir contra la dictadura, y comparó el caso actual de Venezuela con la Panamá de Noriega: “En Panamá fue una historia similar, se les dieron muchas oportunidades por la vía pacífica y la dictadura de Noriega no las aprovechó”.

De todas formas Washington quema todos sus cartuchos, lo cual explica la oferta única con fecha de vencimiento presentada por el enviado especial Elliot Abrams a Maduro para que salga del país a cambio de una amnistía. Abrams sabe que es muy posible que Maduro no atienda la invitación, no tanto porque no quiere, sino porque no puede. Pero los tiempos están por vencerse.

Es una verdad de Perogrullo que al acabarse la opción de una salida pacífica, se abre la puerta a otras opciones no pacíficas, que implicarán la fuerza. Sin embargo, no necesariamente la opción va a ser una invasión militar convencional con miles de soldados, portaviones y destructores, y una avalancha de misiles Patriots. “Hay una gran diversidad de opciones”, me comenta un ex militar de origen latino que actualmente trabaja como contratista en el Comando Sur.

“Y todos los escenarios están contemplados”. Pero no es sólo en Estados Unidos donde aumenta el apetito o los elementos para justificar medidas de fuerza. En Colombia, cuyo sector militar tiene una extensa experiencia en combates asimétricos y estuvo a punto de acabar con las FARC, hay un entendimiento de que el combate contra la llamada disidencia guerrillera establecida a sus anchas en Venezuela es inevitable para proteger la propia soberanía.

Los recursos para este combate, que abarcan desde guerra psicológica hasta intrusión con equipos tecnológicos de última generación, son vastos. Y no sólo viniendo de los gringos, sino de otras agencias internacionales de inteligencia como el Mossad, uno de los más temibles, y el M1-6, para los cuales Venezuela es una amenaza directa para sus países.

La justificación para actuar en Venezuela está tan popularizada que hasta la nueva temporada en Amazon del agente de inteligencia Jack Ryan, el famoso personaje creado por el afamado novelista de temas militares Tom Clancy, transcurre en un escenario de confrontación en Venezuela, con elementos como “crisis humanitaria”, “tráfico de armas” y una serie de actividades que abarcan intriga política, infiltración, y fuerzas especiales. Muy interesante lo que viene.

La ofensiva colombiana

El documento de inteligencia militar filtrado a medios colombianos sobre la ubicación exacta de líderes de las FARC y el ELN en territorio venezolano, es apenas una advertencia del nivel de infiltración que los militares de Bogotá han desarrollado dentro de Venezuela.

Los niveles de profundidad de las redes de penetración no deja de sorprender: los informes incluyen la ubicación en varios estados, fotografías no sólo satelitales sino en el terreno, información que obviamente multiplica la capacidad de “golpear” de manera eficaz en ataques sorpresas en suelo venezolano tal y como ocurrió con la incursión en la frontera con Ecuador que terminó con la vida de alias Raúl Reyes.

“Es cuestión de que terminen de dar la luz verde para entrar en acción”, me comenta un ex agente de inteligencia militar en Colombia, que ahora asesora al Comando Sur en Miami. Sin embargo, los retos no son fáciles. La mafia FARC-ELN, aunque convencionalmente poco numerosa, puede jugar un papel desestabilizador en un escenario de guerra asimétrica.

Gozan de protección del primer gobierno mafioso de Occidente, como lo calificó un agudo experto en temas venezolanos que reside en Washington. Con todo, la amplia experiencia en contrainsurgencia, amén de los recursos te tecnología de punta, entrenamiento y alianzas con otras avezadas e igual de audaces agencias internacionales de inteligencia representan un formidable enemigo para la dictadura madurista y sus aliados.

Los colombianos lo saben, y están dispuestos, y tienen con qué y cómo, según fuentes internas. Sin duda Colombia también tiene capacidad de desestabilizar a los desestabilizadores. Pero ¿qué podría hacer alias Jesús Santrich, por ejemplo, si le infiltran los espalderos? Cómo podría prevenir alias Iván Márquez, acusado de “traqueto” por su propio familiar en una corte federal de Nueva York, asegurar su propia seguridad si le tienen medida su rutina hasta en los más mínimos detalles?

La confianza de Guaidó

Recientemente no sólo los grandes partidos que controlan la Asamblea Nacional opositora, sino los pequeños, acordaron una jugada estratégica: reconocer a Guaidó como presidente del organismo, y en consecuencia Presidente Interino de Venezuela, hasta que se produzca el fin de la usurpación.

El acuerdo, por igual alabado y criticado, pone el énfasis donde tiene que estar: no importa lo que haga, pero Guaidó es el candidato de Estados Unidos y más de 50 países en el mundo. Y estos países van a cambiar de caballo en medio del río.

La legión de críticos de Guaidó aspira a sacarlo del medio cuanto antes, pero sin plantear una estrategia de sustitución que además no contradiga las normas constitucionales. Sin embargo, el respaldo a Guaidó por parte de las grandes potencias no es un cheque en blanco sino una puerta de oportunidad, que no se va a cerrar fácilmente.

Pero los países están siguiendo de cerca las decisiones, actuaciones y estrategias empleadas por el Presidente Interino para lograr el retorno de la democracia en Venezuela. Otra cosa importante que miran: los miembros del entorno presidencial.

La batalla por el bolsillo

Durante años el chavismo militar aprovechó cada evento y circunstancia para promover el socialismo bolivariano como si se tratara de una moneda de cambio para disfrutar de privilegios, haciendo oídos sordos del sufrimiento generalizado del resto de la sociedad venezolana.

Hasta que le tocan el bolsillo. Tras la decisión de MasterCard International Inc., de suspender el servicio al Banco de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (BANFANB), los muy socialistas generales pusieron el grito al cielo en unos términos que resulta difícil digerír.

Tras calificar la medida como “injerencista y arbitraria”, el general Darío Baute, presidente de la entidad, declara que se trata ni más ni menos de una “violación flagrante a los Derechos Humanos de todos nuestros clientes”, ya que “comprometen severamente el acceso a sus recursos financieros” con un impacto que “se verá reflejado en las operaciones comerciales y servicios básicos domiciliados”.

Luego, en tono de justificación, como quien busca que le reconsideren la medida en contra, asegura que el banco militar “no está asociado a ilícitos, hechos de corrupción, ni ha sido mencionado de manera taxativa por sanciones ni manejos de fondos de manera irregular”.

La decisión de Mastercard es quizá la que mejor ilustra, por un lado, el doble lenguaje de la revolución socialista-capitalista, y por otro, el impacto que las sanciones de Estados Unidos están causando en la vida diaria de los altos militares chavistas. Y lo que viene.

El destino de Tarek William Saab

El llamado “poeta de la revolución” Tarek William Saab (la Fiscalía General chavista no es ajena a los personajes poético-judiciales, como fue el caso de Isaías Rodríguez) llegó a la revolución proveniente de la población de El Tigre, estado Anzoátegui, con la idea fija en su cabeza de ascender a como fuera lugar en la resbaladiza escalera de la revolución chavista.

Comenzó proyectándose como un defensor de los Derechos Humanos, pero fue uno de los primeros en ser sancionados por Estados Unidos por relacionarse secretamente (aunque lo pillaron) con los terroristas de la organización vasca ETA en Madrid. Luego se dedicó a la política en su región natal y no tardó en levantar una de las mayores fortunas en el Oriente del Venezuela–estimada en $2,000 millones- gracias a sus vínculos hiper-corruptos con varias empresas contratistas seleccionadas a dedo, entre ellas Constructora Conkor C.A., para recibir multimillonarios contratos con el gobierno chavista.

Luego saló a la Fiscalía General en modo “usurpador”, justificando toda clase de desmanes, e ignorando olímpicamente los numerosos casos de tortura del gobierno a perseguidos políticos, haciendo exactamente lo contrario de lo que tanto criticó cuando era “defensor” de Derechos Humanos.

También se ha hecho de la vista gorda con las denuncias de la presencia de la narcoguerrilla colombiana en territorio venezolano, una abierta violación a la soberanía y a las leyes tanto venezolanas como internacionales. Saab, como todo chavista que se precie de tal, tiene su Plan B.

En su caso es un edificio en una zona turística de Beirut, capital del Líbano, una ciudad que resuena en su árbol genealógico. El edificio, que costó varios millones de dólares, está listo para recibirlo junto a su entorno, en caso de un colapso definitivo de la revolución.

Tarek sabe que no podrá escapar fácilmente a las acusaciones de violación de derechos humanos, corrupción y vínculos con el narcotráfico que penden sobre él en Estados Unidos.

Las dificultades de Víctor Vargas

El anuncio de las autoridades del Banco Central de Curazao y San Marteen de intervenir el Banco Orinoco N.V., propiedad del banquero Víctor Vargas (que se convirtió en uno de los banqueros “socialistas” del chavismo a partir de 2008), está revelando la profundidad de la crisis financiera por la que atraviesa el multimillonario presidente del BOD, actual residente de República Dominicana, que tiene averiguaciones abiertas en varias jurisdicciones, entre ellas Estados Unidos.

La intervención se produjo por “deficiencias” del banco Orinoco en cumplir con los clientes y presuntamente la presentación de documentación forjada para justificar operaciones. Oficialmente, Vargas ordenó la disolución del banco que había operado por 24 años debido a que la entidad carecía de bancos corresponsales (para respaldar sus operaciones en mercados internacionales), y por el efecto de las sanciones de Estados Unidos impuestos sobre el régimen. Esto resulta una explicación insuficiente, ya que el Orinoco NV no es un banco oficialista y porque otros bancos, entre ellos Banesco, operan en mercados internacionales sin problemas.

Lo cierto es que según numerosas denuncias de cuentahabientes, el banco se había convertido en una especie de esquema Ponzi, que captaba fondos en dólares en Venezuela, y exigía un plazo de entre 6 meses y un año para que esos fondos no fuesen retirados, ofreciendo altos márgenes de rentabilidad, con un mínimo de 10 por ciento anual.

Muchos perdieron sus ahorros enteros siguiendo ese canto de sirena. Algunos denunciaron al banco y a su banquero principal ante las autoridades norteamericanas, en parte debido a que el Orinoco NV envió transferencias a bancos en Estados Unidos como Bank Of América.

En todo caso, este no es el única entidad financiera controlada por Vargas fuera de Venezuela. Vargas opera otras entidades como Allbank, Plus Capital Markets y National Leasing, en Panamá; BOI Bank en las islas de Antigua y Barbuda; Bancamérica y Pme-factoring RD en República Dominicana, entre otras sociedades financieras. El hueco financiero de la organización de Vargas parece ser un problema más grave del que se cree. El desenlace de esta historia está por verse.

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