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Los tiroteos escolares están aumentando la ansiedad y el pánico en los niños estadounidenses

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Los tiroteos escolares están aumentando la ansiedad y el pánico en los niños estadounidenses

Los niños de todas las edades corren el riesgo de desarrollar este tipo de síntomas después de los tiroteos, pero las investigaciones muestran que los niños más pequeños son incluso más propensos que los mayores a desarrollar síntomas como ansiedad y trastorno de estrés postraumático.

Redacción | TIME

El tiroteo masivo del 24 de mayo en una escuela primaria de Uvalde, Texas, en el que un hombre armado mató a 19 niños pequeños y dos maestros, fue el tercer tiroteo escolar más mortífero en la historia de Estados Unidos. Pero también fue solo la última de un tipo de tragedia estadounidense cada vez más común, una que, según los expertos, está cargando a los niños estadounidenses, incluso a los más jóvenes, con niveles crecientes de ansiedad y otros problemas de salud mental.

Incluso cuando los niños no están directamente involucrados en los tiroteos en las escuelas, se ven profundamente afectados por ellos y, como resultado, a menudo experimentan ansiedad y depresión, dice Kira Riehm, becaria postdoctoral en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia. “Estos eventos tienen un perfil extremadamente alto y se retratan enormemente en los medios”, dice Riehm. También ocurren con una frecuencia alarmante. En lo que va de 2022, ya ha habido 27 tiroteos escolares en los que alguien resultó herido o muerto, según el rastreador de tiroteos escolares de Education Week.

En un estudio publicado en 2021 en JAMA, Riehm y otros investigadores encuestaron a más de 2000 estudiantes del grado 11 y 12 en Los Ángeles sobre su miedo a los tiroteos y la violencia en su propia escuela o en otras. Los investigadores dieron seguimiento a esos mismos estudiantes y descubrieron que los niños que inicialmente estaban más preocupados tenían más probabilidades de cumplir con los criterios para el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de pánico seis meses después, lo que sugiere que los niños internalizan estos miedos, que luego pueden manifestarse como problemas de salud mental, dice Riehm. Si bien los investigadores no encontraron una asociación general entre la preocupación por la violencia escolar y el desarrollo de la depresión, la encontraron cuando observaron específicamente a los niños negros.

“La raíz del problema es esta preocupación y temor de que esto también pueda suceder en su escuela o en otra escuela”, dice Riehm. «Son números grandes y, desafortunadamente, están en línea con lo que hubiera esperado incluso antes de mirar los datos».

Los niños de todas las edades corren el riesgo de desarrollar este tipo de síntomas después de los tiroteos, pero las investigaciones muestran que los niños más pequeños son incluso más propensos que los mayores a desarrollar síntomas como ansiedad y trastorno de estrés postraumático como resultado, dice la Dra. Aradhana Bela Sood, profesora de psiquiatría y pediatría en la Virginia Commonwealth University. “Los niños de la escuela primaria probablemente lo pasarán mucho peor que los adolescentes mayores”, dice Sood. Los niños más pequeños no han desarrollado “esas defensas, esas capacidades para resolver las cosas en el cerebro”, dice Sood. “Simplemente no han tenido experiencias de vida. Y no tienen idea de cómo darle sentido a esto”.

En una revisión de 2021 publicada en Current Psychiatry Reports, Sood y sus colegas analizaron la investigación sobre los efectos de los tiroteos masivos en la salud mental de niños y adolescentes. Descubrieron que los niños pequeños (de 2 a 9 años) que están directa o indirectamente expuestos a la violencia tienen tasas más altas de PTSD (desorden de experiencia post traumática, por sus siglas en inglés), pero los niños mayores (de 10 a 19 años) “necesitan múltiples exposiciones a la violencia, directa o indirecta, para que conduzca al PTSD, lo que sugiere que los niños más pequeños son más sensibles a la violencia y desarrollan síntomas psicológicos después de la exposición a la violencia a un ritmo mayor”, escriben los autores del estudio. (En la revisión, las exposiciones directas se definieron en términos generales como presenciar o sobrevivir a un evento violento; las exposiciones indirectas incluyeron ver imágenes de un tiroteo). El alto uso de las redes sociales y los informes continuos de noticias sobre tiroteos masivos exponen a los niños repetidamente a estas historias inquietantes, lleva a «tener al menos efectos psicológicos a corto plazo en los jóvenes que viven fuera de las comunidades afectadas, como un aumento del miedo y una disminución de la seguridad percibida”, escriben los autores.

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La preocupación relacionada con las armas ha estado muy extendida entre los escolares estadounidenses durante mucho tiempo. Poco después del tiroteo en la escuela secundaria de Columbine en 1999, en el que murieron 13 personas, los investigadores encuestaron a estudiantes de secundaria en los EEUU. Los resultados, publicados en la American Journal or Preventuve MEdicine, encontraron que m´sa del 30% de los estudiantes decían sentirse inseguros en la escuela, en comparación con la data que existía antes del tiroteo. Esto es evidencia de «traumatización vicaria», dice Sood, que puede ocurrir cuando un niño escucha sobre una tragedia o ve imágenes de ella, incluso si no la experimentan de primera mano. Sood dice que es mucho más probable que ese tipo de exposición produzca daños a largo plazo en niños que ya han mostrado síntomas de ansiedad y depresión, lo que describe a un número creciente de niños estadounidenses. “Hay ciertos niños sobre los que habría que estar muy atento”, dice Sood.

Si bien los eventos traumáticos afectan profundamente a los niños pequeños, la buena noticia es que también son resilientes. “Obviamente hay un impacto, pero lo que quieres ver durante semanas es una reducción gradual de esta respuesta, y eso es normal para los niños pequeños”, dice Sood.

Ya sea que un niño se vea afectado directa o indirectamente por un tiroteo masivo, existen pasos específicos que los padres y tutores pueden tomar para ayudar a sus hijos pequeños a procesar la tragedia. “Es importante que las personas que rodean al niño estén atentas y conscientes de cómo pueden brindar apoyo y permitir la evolución del duelo”, dice Sood. Darle al niño una rutina predecible, permitirle hablar sobre la experiencia sin juzgarlo y limitar las noticias que el niño recibe sobre un evento trágico, todo ayuda, dice Sood. Los padres o tutores también deben asegurarse de cuidar su propia salud mental.

La amenaza omnipresente de la violencia armada es solo uno de los muchos factores que contribuyen al empeoramiento de la crisis de salud mental entre los adolescentes estadounidenses. Riehm dice que temas como el cambio climático y el COVID-19 son otras grandes preocupaciones. En noviembre de 2021, la Academia Estadounidense de Pediatría, la Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y Adolescente y la Asociación de Hospitales Infantiles declararon conjuntamente una emergencia nacional para la salud mental de los niños. “Cuidamos a jóvenes con índices vertiginosos de depresión, ansiedad, trauma, soledad y tendencias suicidas que tendrán un impacto duradero en ellos, sus familias y sus comunidades”, escribieron los expertos.

Este artículo fue pubicado por TIME, con el título ‘School Shootings Are Raising Anxiety and Panic in U.S. Children‘.

Foto: Pete Luna – Uvalde Leader News.

 

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