Graves enfrentamientos entre Biden y el jefe de Aduanas y Protección Fronteriza agudizan crisis migratoria en EEUU
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El Comisionado de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza señaló que son una agencia operativa, no una agencia de formulación de políticas.
Redacción | POLITICO
A medida que los encuentros con migrantes a lo largo de la frontera sur de Estados Unidos siguen batiendo récords, aumenta la frustración dentro de la administración Biden con el jefe de Aduanas y Protección Fronteriza.
Cinco funcionarios de la administración actual que trabajan con el Comisionado de la CBP, Chris Magnus, lo describen como poco comprometido con su trabajo, diciendo que a menudo no asiste a las reuniones de la Casa Blanca sobre la situación en la frontera, habla mal de otras agencias a sus colegas y superiores, y no ha construido relaciones dentro de la CBP y a través de otras agencias para hacer frente a la afluencia de migrantes en la frontera. Se quejan de que no está familiarizado con algunas de las operaciones de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y que, en cambio, se centra principalmente en reformar la cultura de la Patrulla Fronteriza, abordando su larga lista de acusaciones de racismo y violencia.
Algunos de los funcionarios creen que Magnus no ha dado prioridad a la atención del elevado número de migrantes que intentan cruzar la frontera, sino que ha tratado continuamente de echar la culpa a otras agencias. Como ejemplo, dos de los cinco funcionarios de la administración actual dijeron que Magnus llevó a su jefe, el Secretario de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas, páginas de quejas sobre el Servicio de Inmigración y Aduanas. Mientras que la CBP es responsable de asegurar las fronteras de Estados Unidos en y entre los puertos de entrada, el ICE es la agencia responsable de arrestar y detener a los indocumentados dentro de las fronteras de Estados Unidos.
Después de un viaje a principios de este año a la frontera para reunirse con sus colegas de la Patrulla Fronteriza, Magnus pidió una reunión de emergencia con Mayorkas y otros altos funcionarios de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, durante la cual enumeró las quejas sobre el ICE que había recogido durante las paradas de la Patrulla Fronteriza, según uno de los cinco funcionarios de la administración, que estaba familiarizado con la reunión.
«No está en el juego», dijo otro de los funcionarios de la administración. Cada vez que hay una reunión en la que él está presente, llegamos a una conclusión y Magnus tiene algún tema secundario que quiere plantear y todos nos preguntamos: «¿De qué carajo se trata?».
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Magnus, de 61 años, ex jefe de policía con más de 40 años de experiencia en el cumplimiento de la ley, fue confirmado por el Senado por un estrecho margen el pasado diciembre, haciéndose cargo de una agencia de más de 60.000 empleados en medio de un año récord de encuentros con migrantes en la frontera suroeste.
En un comunicado, reconoció que ha pasado sus 10 meses en el trabajo poniéndose al día en las «muchas áreas complejas» de la agencia. Señaló que la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza es una agencia operativa, no una agencia de formulación de políticas. Pero añadió que está «estrechamente implicado en los principales debates sobre inmigración, seguridad fronteriza, comercio y otras políticas del DHS». Y defendió el enfoque que ha aportado a su función.
«Siempre he sido alguien que cuestiona agresivamente el statu quo, busca formas de hacer las cosas mejor y se compromete directamente con el público y los trabajadores», dijo. «En cualquier organización, algunas personas se sienten amenazadas por esto. No les gusta que alguien cuestione ‘por qué’ ciertas cosas deben hacerse como siempre se han hecho. No estoy aquí para retroceder ante los previsibles desafíos de esa gente».
Magnus también argumentó que sus críticos eran injustos o estaban desinformados. Seis de esos críticos internos, por ejemplo, comentaron a POLITICO que habían visto a Magnus quedarse dormido durante múltiples reuniones, incluyendo una a principios de este año sobre cómo manejar la actual oleada de venezolanos que cruzan la frontera. Magnus explicó a POLITICO que experimentaba breves periodos de cansancio como efecto secundario de su esclerosis múltiple, la enfermedad neurológica que le fue diagnosticada hace 15 años; y que ajustaba los niveles de medicación para hacer frente a esos efectos secundarios.
«Irónicamente, la queja más común que he recibido de mis colegas es sobre mi tendencia a hacer demasiadas preguntas en las reuniones y mi deseo de saber lo que algunos creen que es más de lo necesario sobre diversos temas», dijo, añadiendo que tiene la intención de «seguir participando plenamente en el trabajo de dirigir el CBP y abogar en nombre de los que trabajan aquí, así como para el público estadounidense.»
Un portavoz del DHS respaldó el liderazgo de Magnus, diciendo en un comunicado: «En cuanto a la seguridad fronteriza, la CBP es un componente crítico de la campaña contra el contrabando de personas liderada por el DHS con 60 millones de dólares, que ya ha llevado a 5.000 detenciones con nuestros socios, y estamos movilizando personal adicional para apoyar a la Patrulla Fronteriza». El Comisionado Magnus desempeña un papel clave en todo esto, y ahí es donde permanece nuestro enfoque».
Las quejas sobre la gestión de Magnus y su respuesta reflejan las últimas tensiones que han surgido dentro del aparato de inmigración de la administración Biden. Se han producido múltiples salidas de altos cargos del equipo dentro de la Casa Blanca y una confusión general sobre quién tiene qué cartera.
Los funcionarios de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza se han quejado en privado de que el ICE tiene que intensificar su trabajo para ayudar a sacar a los migrantes de las instalaciones fronterizas. Actualmente, la mayoría de los migrantes que se acercan a la frontera son rechazados, o «expulsados», bajo una directiva de salud pública de la era Trump. Pero los que son liberados en el país son retenidos en instalaciones de la CBP destinadas a ser de corta duración, no más de 72 horas. Algunos de esos migrantes son trasladados luego a centros de detención de más larga duración gestionados por el ICE. Pero el ritmo de la migración ha desbordado las instalaciones de detención supervisadas por ambas agencias.
La CBP también se ha quejado de que el ICE no se ha puesto al día con la emisión de documentos de «aviso de comparecencia», que indican a los migrantes cuándo deben comparecer ante los jueces de inmigración y pueden iniciar el proceso de deportación, según un antiguo funcionario de la administración Biden. La CBP ha expresado su preocupación por el hecho de que la disminución de las medidas de aplicación de la ley por parte del ICE pueda animar a un número aún mayor de inmigrantes a emprender el camino hacia el norte, lo que supondría una carga para los agentes de la Patrulla Fronteriza, que ya están desbordados.
A su vez, otros funcionarios de la administración se han quejado de que Magnus, antiguo jefe de policía en Tucson (Arizona) y Richmond (California), carece de conocimientos o interés en cuestiones clave de inmigración.
Un ex funcionario de alto nivel de la Casa Blanca dijo que se notó entre el personal la frecuencia con la que Magnus enviaba a un adjunto para participar en las llamadas interinstitucionales de alto nivel sobre inmigración. Uno de los actuales funcionarios de la administración dijo que Mayorkas, a su vez, a menudo dependía del comisionado adjunto de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, Troy Miller, o de su jefe de personal, Nathaniel Kaine, o del jefe de la Patrulla Fronteriza, Raúl Ortiz, para obtener ayuda.
«Desde el punto de vista operativo, ni siquiera está en la conversación», dijo el funcionario de la administración. «Conoce la frontera, pero los entresijos y el tamaño y las capacidades de la CBP están bastante lejos de sus competencias y de la comprensión de cómo tratar con otras partes de la administración».
El enfoque de Magnus en la reforma de la cultura de la CBP no es inusual para el jefe de la agencia. El ex comisionado Gil Kerlikowske también dio prioridad a poner orden y disciplina en la CBP hace casi una década cuando ocupó el cargo.
Entre 2005 y 2012, más de 2.000 empleados de la CBP fueron arrestados por mala conducta, según la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno. Los problemas han continuado desde entonces, con una investigación del Congreso que reveló el año pasado que los líderes de la CBP no proporcionaron «disciplina adecuada» contra los agentes de la Patrulla Fronteriza que publicaron comentarios violentos y sexistas en grupos secretos de Facebook, y citó el «fracaso de la agencia para prevenir estas declaraciones violentas y ofensivas.» Los resultados de una investigación separada de la Oficina de Responsabilidad Profesional de la CBP, publicada este verano, descubrieron que los agentes utilizaron una fuerza indebida contra los migrantes haitianos que se habían reunido bajo un puente internacional en las afueras de Texas.
Una persona que trabajó con Magnus en sus anteriores puestos de policía en Tucson y Richmond cree que es una elección lógica para reformar una agencia a menudo con problemas, dado su historial de renovación de los departamentos de policía que dirigió antes de la administración Biden.
«Cada trabajo que ha asumido, lo ha dejado en un lugar mejor, y ha superado sus propios desafíos médicos y es capaz de hacer que la agencia para la que trabaja sea una agencia mejor cuando se va», dijo Chuck Wexler, director ejecutivo del Foro de Investigación de Ejecutivos Policiales. «Está dispuesto a desafiar el pensamiento convencional».
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Este artículo fue publicado por POLITICO, con el título ‘Biden’s top border chief comes under internal fire‘.
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