De esta manera, la empresa reanuda los viajes desde las Islas a la capital venezolana, que había paralizado por la pandemia, después de haber sido beneficiaria de un cuestionado rescate, acusado de irregularidades, concedido a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y aprobado por el Gobierno central.
Mientras la oposición y el sector aéreo han criticado el respaldo estatal a esta compañía, el Gobierno presidido por Pedro Sánchez la califica de “estratégica”, en parte debido a la actividad que mantenía desde Canarias, ya que el de Los Rodeos era uno de los dos aeropuertos españoles, –junto con el de Barajas en Madrid–, desde los que operaba la aerolínea. Por lo que la considera clave para asegurar la movilidad aérea de los inmigrantes venezolanos, peruanos o ecuatorianos y de sus familiares.
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Caracas en la sospecha
Sin embargo, su conexión con Canarias va más allá de este puente aéreo con Caracas, ya que Plus Ultra fue la aerolínea que el 11 de abril y el 16 de mayo de 2020, –en pleno confinamiento por la crisis sanitaria–, trajo desde China material sanitario en dos aviones que fueron contratados por el Gobierno de Canarias.
Se trató de los dos primeros vuelos directos de la historia entre el Archipiélago y el país asiático, que se produjeron ante la acuciante necesidad de disponer de material de protección para hacer frente al nuevo virus.
Plus Ultra acaba encargándose de este trabajo al ser subcontratada por One Airways, compañía a la que el Servicio Canario de la Salud (SCS) adjudicó a dedo 1,1 millones de euros para desarrollar este encargo. La negociación se realizó a pesar de que la aerolínea no disponía del certificado de operador aéreo (OAC) necesario para llevar a cabo este tipo de conexión.
La operación se saldó así entre venezolanos, los empresarios vinculados al régimen de Nicolás Maduro, Rodolfo José Reyes Rojas, Raif El Arigie Harbie y Roberto Roselli Mieles, –que aglutinan el 47,2% del capital social de Plus Ultra bajo la sociedad SNIP Aviation–, y el también venezolano, Óscar Trujillo, ceo y fundador de One Airways, y también socio de los hoteleros en la creación de la aerolínea Canarian Airways, en la que el Cabildo tinerfeño se había comprometido a invertir 700.000 euros, a pesar de que no disponía de la licencia necesaria para volar, ni tampoco slots, ni oficinas en el Aeropuerto de Tenerife Sur, en el que quiere operar.