Por qué la revista TIME delata a los manipuladores detrás de la presidencia Joe Biden
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En un extenso artículo la conocida publicación norteamericana revela todos los detalles de cómo se fraguó una gigantesca operación de manipulación de la opinión pública y desinformación sin precedentes en la historia política de Estados Unidos.
Redacción | Primer Informe
El nombre de Mike Podhorzer es ahora muy conocido. Un hombre siempre vinculado a la política pero detrás del escenario, se encuentra ahora en el spotlight.
Y es que la revista TIME lo nombró como el «arquitecto» del triunfo de Joe Biden.
En un artículo que hace un épico recuento de incesantes reuniones a través de la plataforma Zoom (como era forado debido a la pandemia) Podhorzer surge como una mente maestra.
Según la publicación, el hombre casi se las arregló solo para mover el resultado electoral a favor del partido Demócrata.
Por su puesto que contó con grandes apoyos. Pero TIME lo delata como el responsable de la estrategia que permitió elegir a Joe Biden como presidente con unos números que todavía causan suspicacia.
TIME habla de una «conspiración detrás de escena». Un plan que unió a «activistas de izquierda y titanes empresariales».
La síntesis de ese estrategia, que tenía al mencionado Pordhorzer como artífice, fue un pacto entre la Cámara de Comercio de EEUU y la Federación de AFL-CIO publicada el día de las elecciones
El trabajo de Podhorzer «tocó todos los aspectos de la elección. Consiguieron que los estados cambiaran los sistemas de votación y las leyes», dice la revista. Todo eso bordeando lo legal y lo constitucional utilizando a la pandemia como excusa.
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Creadores de la nueva censura en Internet
Pero también, comité adhoc pro Biden fue el responsable de la nueva era de censura en Internet protagonizada por los gigantes de la tecnología. Las llamadas «big tech», era un punto neurálgico de la estrategia a favor de Biden.
«Presionaron con éxito a las empresas de redes sociales para que adoptaran una línea más dura contra la desinformación y utilizaron estrategias basadas en datos para combatir las difamaciones virales», dice TIME.
Pero, realmente, lo que sucedió fue que se suprimió cualquier información que no estuviera coordinada por la plataforma pro Biden.
El mejor ejemplo fue la censura impuesta en redes sociales a los artículos que revelaban un posible caso de corrupción asociado al hijo de Joe Biden, Hunter. La información trascendía semanas antes de la elección y por eso debía ser anulada.
Pero la reacción en la opinión pública a esa censura fue muy adversa. Tan grave fue el error, que Twitter tuvo que admitir que se equivocó al censurar enlaces web a esa historia. La disculpa vino de propio director ejecutivo de la red social, Jack Dorsey.
«El bloqueo directo de URL fue incorrecto, y actualizamos nuestra política y aplicación para solucionarlo», dijo Dorsey según reportó AP.
No debatir, sino suprimir información
Aunque unos meses después, ya pasadas las votaciones, medios convencionales como The New York Times comenzaron a reportar el caso de Hunter Biden
Reconocían que la ciudad de Washington, D.C., donde había vivido Biden JR, emitió embargos en su contra en julio por un total de casi $ 454.000 por impuestos no pagados de 2017 y 2018.
Ya entonces, el mismo Hunter admitía públicamente sobre una investigación en Delaware, en su contra.
Fue parte de esta estrategia Laura Quinn, una operativa progresista veterana. Creó un proyecto, que forma parte ahora de las revelaciones de TIME: Se trataba de un componente para rastrear desinformación en línea y de descubrir cómo combatirla.
Supuestamente se trataba de rastrear mentiras peligrosas. A la conclusión que llegaron fue que la información que no se ajustaba a la agenda Biden no podía debatirse. Tenía que ser suprimida.
Así comenzaron a presionar a las plataformas para que ejercieran censura. Es decir, las redes sociales tenían que eliminar contenido o cuentas que fueran calificadas como «desinformación».
El punto más álgido de esa estrategia fue la eliminación total de Parler por parte de los gigantes de Silicon Valley. Ese red social no se ajustó a las reglas que imponían los manipuladores detrás de Biden.
El movimiento venía gestándose un año antes. En noviembre de 2019, Mark Zuckerberg invitó a nueve líderes de derechos civiles a cenar en su casa, donde le advirtieron sobre el peligro de las falsedades relacionadas con las elecciones que ya se estaban extendiendo sin control.
Hoy, Roy Austin, un veterano de la administración de Obama y miembro del equipo de transición del presidente Joe Biden, es un empleado de Facebook.
Ejerce como vicepresidente de derechos civiles de la plataforma de redes sociales. También será consejero general adjunto de la empresa.
La épica de la manipulación
La idea de presentar al público el trabajo de los manipuladores detrás de Joe Biden como algo positivo apunta a desviar la atención. Se habla de una «conspiración para salvar las elecciones de 2020».
Y Podhorzer estaba obsesionado con derrotar a Trump desde su triunfo en 2016. Victoria que contó con gran apoyo de la clase trabajadora se dedicó a estudiar el fenónemeno.
Empezó desde principios de 2020a distribuir memorandos semanales y organizar sesiones de estrategia en Washington con el apoyo de aliados muy cercanos.
Y fue entonces que organizó el movimiento de manipuladores detrás de Joe Biden que lo llevaría a la presidencia.
Ahí incluía al movimiento sindical, la izquierda institucional, organizaciones como Planned Parenthood y Greenpeace; estrategas de datos progresistas, representantes de donantes y fundaciones, organizadores de base a nivel estatal, activistas por la justicia racial y otros.
«En abril [de 2020], Podhorzer comenzó a albergar un Zoom semanal de 2 horas y media. Las reuniones se convirtieron en el centro galáctico de una constelación de agentes de la izquierda que compartían objetivos superpuestos pero que normalmente no trabajaban en conjunto», escribe TIME.
Según revela la famosa revista, era: «una camarilla bien financiada de personas poderosas». Todos unidos con el objetivo de «influir en las percepciones y cambiar las reglas. También, buscaban dirigir la cobertura de los medios y controlan el flujo de información».
Pero según TIME «no estaban manipulando las elecciones. Las estaban fortaleciendo».
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