Atemorizado por el Movimiento San Isidro, castrismo anuncia más represión
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Gastos en «defensa» son la prioridad de la dictadura comunista de La Habana durante el 2021, por encima de la producción de alimentos y las inversiones en la industria.
Redacción | Primer Informe
Miguel Díaz-Canel, el dictador cubano, aprovechó su discurso de cierre en la Asamblea Nacional de la isla para atacar al creciente movimiento juvenil que tiene en jaque al régimen de la isla.
Sin nombrarlos directamente, Díaz-Canel se refirió a las repercusiones que el Movimiento San Isidro y la protesta de jóvenes ante la sede del Ministerio de Cultura tienen en la isla.
“El contexto es más complejo y más agresivo que nunca y no podemos ser ingenuos. Hay un enjambre anexionista queriendo que nuestro proyecto de país se venga abajo», dijo Díaz-Canel.
Agregó que el «escenario del golpe suave sigue activo y la guerra no convencional busca los espacios más diversos para desatarse. Nuevas provocaciones están en curso y nuevamente las derrotaremos».
La mentalidad de fiera acorralada que expresó el dictador en su discurso se traduce también en acciones concretas del régimen.
Por ejemplo, la intención de vigorizar el sector de la defensa. El ministro castrista de Economía, Alejandro Gil, señaló los objetivos esenciales del plan para el 2021. Enumeró: asegurar los alimentos, combustibles, fertilizantes y plaguicidas, medicamentos, los financiamientos para la industria nacional y las demandas de la defensa.
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La importancia de la defensa
De hecho, el 60% de los recursos del llamado plan de inversión se dedicarán a esas prioridades. y los gastos en defensa tienen preponderancia.
Ese aumento de la inversión en «defensa», se relaciona con la represión gubernamental hacia las manifestaciones opositoras. También apunta a silenciar el descontento popular debido a la crítica situación económica del país.
De momento, ya el nuevo ministro del Interior, Lázaro Alberto Álvarez, sacó a las calles las tropas especiales de su ministerio. Esos efectivos cuentan con un moderno arsenal para labores represivas.
Para hacer más turbio el asunto, la cifra que el régimen cubano le asigna a las tareas de la defensa se maneja con el más estricto secreto.
La isla caribeña no tiene amenazas de invasión extranjera. Mucho menos tiene planes de enviar tropas a conflictos extranjeros (cómo hizo en Angola y Etiopía). El abultado abultado presupuesto de defensa no tiene otra justificación que la preocupación causada por el Movimiento San Isidro.
El régimen también debe dedicar recursos al mantenimiento de las escuelas militares y las penetración de efectivos cubanos en las áreas de seguridad e inteligencia en Venezuela.
Pero dichas tareas difícilmente hacen que la «defensa» tenga la misma importancia a los restantes sectores vitales de la economía.
Con información de Cubanet.
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