Confesión de ex guardaespaldas de Chávez confirmaría manipulación de votos en EEUU con software de Smartmatic
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Las revelaciones muestran cómo en Venezuela se desarrolló un sistema especializado en alterar de forma encubierta el resultado de una elección.
Redacción | Primer Informe
Leamsy Salazar, el ex guardaespaldas de Hugo Chávez y Diosdado Cabello, sería el testigo clave del equipo legal de Donald Trump para probar que hubo fraude en las elecciones presidenciales con el uso del sistema creado por Smartmatic.
Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York y abogado de Donald Trump, dijo ayer que una parte clave de la acusación es que las máquinas de votación «están vinculadas con Venezuela, Cuba».
El abogado detalló que el sistema de votación usado en distintas partes de los Estados Unidos es de Dominion, que es parte de Smartmatic. Esta última empresa, fundada por venezolanos que fueron «aliados de Hugo Chávez y son aliados de Nicolás Maduro».
El equipo legal de Trump ahora tiene un testimonio obtenido bajo juramento de una persona, cuyo nombre se mantiene en reserva.
El corresponsal para América Latina de Associated Press, Joshua Goodman, afirmó en Twitter que el testigo es Leamsy Salazar.
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Salazar huyó a EEUU y coopera con la DEA desde 2015 como testigo protegido. Su colaboración habría sido clave para dilucidar la estructura del cartel narcotraficante que dirige Maduro desde Venezuela.
Aquí la declaración jurada que la campana de @realDonaldTrump presenta sobre Venezuela en su litigio en Georgia. El nombre está reservado, pero parece que el testigo es Capt. Leamsy Salazar, que también fue de operaciones especiales y guardia presidencial. Huyo a EEUU en 2014 pic.twitter.com/ZUTMutql3o
— Joshua Goodman (@APjoshgoodman) November 19, 2020
El testigo declara que existió una conspiración en Venezuela con el propósito de «crear y operar un sistema de votación que pudiera cambiar los votos en las elecciones». El sistema cambiaría votos en contra por votos a favor a conveniencia del operador del sistema.
En el testimonio, el testigo asegura haber presenciado las reuniones en las que participaban el propio Hugo Chávez y ejecutivos de Smartmatic. También participaba Jorge Rodríguez, entonces presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano.
La revolución de Chávez
Las reuniones habrían sido organizadas por el mismo Salazar y de acuerdo con el testimonio, Smartmatic accedió a los pedidos de Chávez y creó el sistema. A cambio, la empresa recibió grandes cantidades de dinero.
«Chávez era era muy insistente en que el diseño de Smartmatic pudiera cambiar cada voto sin ser detectado».
La empresa, Smartmatic, prosigue el testimonio, también produjo el software y el hardware para implementar el fraude electoral. Los ejecutivos de la empresa se referían al proyecto como «La revolución de Chávez».
La primera vez que Salazar vio en la elección presidencial venezolana de 2006. Proceso que ganó Chávez con una amplia ventaja provista por el sistema electrónico de votación.
Pero es en la elección presidencia celebrada 2013, cuando se escogía el sustituto de Chávez, en la que el testigo vio con más detalles el funcionamiento de todo el sistema.
Entonces, el testigo cuenta que los resultados de la elección eran seguidos en tiempo real en una sala cómputos creada por Smartmatic.
«Las personas que controlaban la computadora con el conteo tenían la habilidad de cambiar la manera en que se contaban los votos, moviendo los votos de un candidato a otro usando el sistema de Smartmatic».
El día de esa elección, cuando los funcionarios del CNE advirtieron la ventaja que tenía el contendor de Maduro, Henrique Capriles, «Maduro y sus acólitos ordenaron poner a Internet fuera de servicio en su totalidad «. Cuando el sistema volvió a estar en línea, Maduro estaba a la cabeza.
Finalmente, el dictador ganó esa elección por un margen mínimo luego de la intervención de Smartmatic.
Dominion = Smartmatic
Dominion y Smartmatic hicieron negocios juntos, prosigue el testimonio. Software, hardware y todo el sistema que funciona en EEUU tiene «las mismas fallas fundamentales que permiten múltiples oportunidades de corromper los datos y encubrir el proceso para que no sea detectable por el elector».
El comprobante impreso que entregan las máquinas, ni lo que muestran las pantallas de las máquinas de votación no son garantías de confiabilidad, agregó Salazar, porque el problema está «en el software que cuenta los votos digitalizados».
El sistema está diseñado para que los conteos computarizados sucedan a puertas cerradas, lejos del escrutinio del público que no sospecha nada a menos que algo falle en el sistema. Lo que el Salazar vio en Venezuela, es lo mismo que está sucediendo ahora en EEUU.
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